Pasará a una distancia segura de la Tierra, a pesar de su impresionante velocidad.
La NASA ha alertado sobre el paso cercano de un asteroide del tipo NEO, equiparable en tamaño a la Gran Pirámide de Giza, que se aproximará a la Tierra a una velocidad de 56,000 millas (90,123 kilómetros) por hora.
Identificado como 2024 JZ, este asteroide de 120 metros de diámetro pasará a 2.6 millones de millas de nuestro planeta, una distancia que, aunque parezca considerable, es relativamente cercana en términos astronómicos.
¿Qué son los NEOs y cómo se monitorean?
Los asteroides como el 2024 JZ se clasifican como ‘objetos cercanos a la Tierra’ (NEOs) por la NASA. Estos son cometas y asteroides que, debido a la atracción gravitacional de los planetas cercanos, pueden acercarse a la órbita de nuestro planeta. Afortunadamente, una red de astrónomos profesionales y voluntarios monitorea continuamente estos objetos, detectando aquellos que pasan por el sistema solar y prediciendo sus trayectorias con precisión.
¿Qué riesgos representan los asteroides cercanos a la Tierra?
A pesar de la preocupación que pueda generar el paso cercano de asteroides como 2024 JZ, expertos aseguran que no representan un peligro inminente para la Tierra. La NASA define como ‘potencialmente peligrosos’ a los asteroides que se acercan a menos de 0.05 unidades astronómicas (4.65 millones de millas) y tienen un diámetro mayor a 140 metros. Sin embargo, estos eventos son monitoreados de cerca y las probabilidades de impacto son mínimas.
La agencia estadunidense también ha implementado diversas estrategias para prevenir posibles impactos de asteroides en la Tierra. Una de estas iniciativas es la misión DART, lanzada en noviembre de 2021, que consiste en enviar un satélite para impactar asteroides y desviar su trayectoria. Esta demostración ha confirmado que, con suficiente anticipación, es posible alterar la ruta de asteroides potencialmente peligrosos.
Aunque eventos como el paso cercano del 2024 JZ no representan una amenaza inmediata, los expertos insisten en la importancia de mantener una vigilancia continua sobre los NEOs. La posibilidad de impacto, aunque remota, es un recordatorio de la vulnerabilidad de la Tierra ante los eventos astronómicos.
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