Lo que podría considerarse la premisa de una historia ficcional en realidad se trata de un avance científico sin precedentes
En la Universidad de Texas en Austin, un equipo de ingenieros ha desarrollado un programa que permite a las personas jugar videojuegos utilizando únicamente sus pensamientos. Este avance si bien parece el argumento de alguna historia de ciencia ficción se trata de una realidad que forma parte de una investigación sobre las interfaces cerebro-computadora, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidades motoras.
Lo más destacado de esta investigación, publicada en la revista PNAS Nexus, es la incorporación de capacidades de aprendizaje automático en la interfaz cerebro-computadora, lo que la convierte en una solución adaptable a cualquier usuario. Tradicionalmente, estos dispositivos necesitan una calibración extensa para cada persona, ya que cada cerebro es único. Este requisito ha sido un obstáculo significativo para su adopción generalizada.
¿Cómo funciona este logro?
La nueva solución propuesta por los investigadores puede comprender rápidamente las necesidades de un sujeto individual y auto-calibrarse mediante la repetición. Esto significa que varios pacientes podrían utilizar el dispositivo sin la necesidad de ajustarlo individualmente, facilitando así su uso en diferentes personas sin procesos adicionales.
“En un entorno clínico, esta tecnología eliminará la necesidad de un equipo especializado para realizar el proceso de calibración, que es largo y tedioso”, explicó Satyam Kumar, estudiante de posgrado en el laboratorio de José del R. Millán, profesor en el Departamento de Ingeniería Eléctrica y Computación de la Escuela de Ingeniería Cockrell y en el Departamento de Neurología de la Escuela Médica Dell. “Será mucho más rápido pasar de un paciente a otro”.
Los sujetos de prueba utilizan una gorra llena de electrodos conectados a una computadora. Estos electrodos recopilan datos midiendo las señales eléctricas del cerebro. Un decodificador interpreta esta información y la traduce en acciones dentro del juego. Este proceso representa un paso significativo hacia la creación de dispositivos más intuitivos y accesibles para el control de interfaces digitales.
En los experimentos realizados, las acciones se dividieron en dos: un juego de carreras de autos y una tarea más sencilla de equilibrar los lados izquierdo y derecho de una barra digital. Un experto fue entrenado para desarrollar un “decodificador” para la tarea de la barra, lo cual permite que la interfaz traduzca las ondas cerebrales en comandos. Este decodificador es fundamental para evitar largos procesos de calibración y sirve como base para otros usuarios.
El trabajo del investigador Millán en interfaces cerebro-computadora está ayudando a los usuarios a guiar y fortalecer su neuroplasticidad, es decir, la capacidad del cerebro para cambiar, crecer y reorganizarse con el tiempo. Estos experimentos están diseñados para mejorar la función cerebral de los pacientes y facilitar su vida diaria mediante el uso de dispositivos controlados por estas interfaces.
Los investigadores consideran este trabajo como fundamental, ya que establece las bases para futuras innovaciones en interfaces cerebro-computadora. Este proyecto inicial utilizó 18 sujetos sin discapacidades motoras, pero se planea extender las pruebas a personas con discapacidades motoras para aplicarlo a grupos más grandes en entornos clínicos.
La interfaz cerebro-computadora universal está abriendo caminos inexplorados en el campo de la neurociencia y la tecnología. Con potencial para mejorar la calidad de vida de muchos y enriquecer la experiencia de juego, este desarrollo marca el comienzo de una nueva era en la interacción humano-computadora.
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