Sería el rayo cósmico más poderoso desde el descubrimiento de la “Partícula de Dios” en 1991
La Tierra ha sido testigo de un fenómeno espacial intrigante: la llegada de un rayo cósmico de una partícula cósmica de ultra alta energía, bautizada como ‘Amaterasu’, en honor a la diosa japonesa del Sol.
Este descubrimiento, realizado por investigadores de la Universidad Metropolitana de Osaka, Japón, no tiene origen ni explicación de cómo fue que se dio. Los resultados fueron publicados en la revista Science de la edición de noviembre.
La partícula cósmica fue detectada en mayo de 2021 con el proyecto Telescope Array en Utah, Estados Unidos, y se trata de una de las más poderosas registradas, con una energía asombrosa de 244 exa-electrones voltios. Para ponerlo en perspectiva, es aproximadamente un millón de veces más energética que las partículas aceleradas en los mayores aceleradores de partículas creados por humanos.
Con esa medición, esta partícula sería el rayo cósmico más energético desde la “partícula Oh My God” (OMG) en 1991, el rayo cósmico más poderoso conocido hasta entonces, que registró una energía de 320 EeV y se movía a más del 99.9% de la velocidad de la luz.
Lo notable es que esta partícula provino de una región del universo donde la presencia de galaxias, nebulosas u otras estructuras cósmicas es prácticamente nula. Los científicos se enfrentan al enigma de cómo una partícula de tal magnitud llegó desde un vacío cósmico aparente.
¿Por qué se llama Amaterasu?
La denominación Amaterasu rinde homenaje a la diosa japonesa asociada con la creación de Japón. Aunque se manejan varias teorías, como explosiones de supernovas o fusiones de agujeros negros, el origen de estas partículas ultra energéticas sigue siendo un misterio.
Los científicos confían en que futuros observatorios puedan rastrear estas partículas y arrojar evidencias sobre sus orígenes, contribuyendo así al entendimiento de los fenómenos cósmicos que desafían nuestra comprensión actual del universo.
¿Qué son los rayos cósmicos?
Se trata de partículas altamente energéticas, compuestas principalmente por protones o núcleos de helio, que atraviesan de forma cosntante el universo, incluyendo nuestros cuerpos.
Una pequeña fracción de los rayos cósmicos, que impacta en la Tierra aproximadamente una vez por cada milla cuadrada cada año, es acelerada a niveles de energía aún mayores por algunos de los fenómenos más intensos del universo.
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