La discordia aumenta en OpenAI; y, no solo quedó en el despido de Sam Altman, el director ejecutivo de la compañía que está detrás de ChatGPT; sino que, también, poco después, el cofundador y presidente, Grez Brockman, anunció la salida de la organización.
A través de Twitter, ahora conocida como “X”, Brockman anunció su renuncia, citando los desarrollos recientes y expresando orgullo por los logros colectivos desde inicios de la compañía.
Me enorgullece inmensamente lo que hemos creado colectivamente desde nuestros humildes comienzos en mi apartamento hace ocho años”, señaló.
No obstante, Brockman reiteró su creencia en la misión de desarrollar inteligencia artificial general segura para el beneficio de toda la humanidad; y, como parte de los cambios, recientemente anunciados, estaba programado para renunciar a su cargo como presidente del consejo; pero continuar en la empresa en un papel de reportaje bajo el nuevo CEO.
La salida de Sam Altman como CEO plantea diversas preocupaciones sobre una posible fuga de talento en OpenAI; asimismo, hay especulación sobre los próximos pasos del ex CEO con Altman, diciendo que compartirá lo que depara el futuro para él más adelante.
Estos acuerdos reflejan desafíos persistentes dentro de OpenAI relacionados con el desarrollo ético de la inteligencia artificial, una preocupación continua para la organización desde su inicio, misma que fue establecida en 2015 como una sin fines de lucro y cuyo objetivo era evitar que la IA avanzada cayera en manos de las corporaciones.